Cuando los niños llegan a la edad adolescente, de inmediato solicitan a sus padres una mayor libertad. Ante esto, los padres deben poner en una balanza, por un lado, el hecho de que sus pequeños- al ya no ser tan pequeños- deben fortalecer su confianza en sí mismos, y aprender a valerse por su propia cuenta, aún de manera incipiente; mientras que, por el otro lado, también deben hacerles ver, que el mundo puede resultar incierto y en algunos casos hasta riesgoso.
Frente a tal disyuntiva, algunos padres optan por ser excesivamente permisivos con sus hijos, otorgándoles privilegios y permisos especiales, antes de que los preadolescentes en cuestión tengan la suficiente madurez para ello. Otros padres, en cambio, fallan al someter a sus hijos a un control demasiado estricto, no dándoles las oportunidades que requieren para su natural proceso de maduración y para que aprendan a tomar sus propias decisiones. Sin esto último, tales jóvenes tampoco se habitúan a afrontar de manera cabal, las consecuencias de sus actos.
Estudios científicos señalan que los adolescentes resultan más beneficiados cuando cultivan un estrecho vínculo con sus padres, pero a la vez, se les permite tener muchas experiencias de vida- todas ellas en condiciones seguras y confiables- y además, crear su propio criterio y perspectivas, acerca de tales vivencias.
Ahora bien, en lo que sigue, comentaremos algunas pautas provechosas para apoyar la independencia y desarrollo personal de los preadolescentes.
De inicio, es conveniente fijar límites, hablar con claridad con los chicos y darles opciones razonables para desenvolverse, de acuerdo a su propio criterio, pero en circunstancias que no pongan en riesgo su integridad física o emocional.
También es aconsejable otorgar independencia a los chicos en etapas progresivas. Esto debe hacerse, evaluando a conciencia la madurez demostrada por nuestros hijos. De igual manera, se debe ponderar, sobre todo, en este proceso de crecimiento interior y exterior, la salud y la seguridad. Para ello, aun ofreciéndole al joven una plena confianza en su autonomía y capacidad de juicio, hay que evitar que lleve a cabo acciones que pongan en peligro su salud y tranquilidad interior.
Una excelente sugerencia, que involucra todos los aspectos mencionados, es la de permitir que nuestro hijo preadolescente realice un viaje de estudios al extranjero, acudiendo a la instancia más confiable para ello. Los beneficios para el desarrollo del carácter, criterio y aptitudes de nuestro hijo, derivados de tal experiencia, serán mayúsculos y útiles para que triunfe en la vida y como ser humano.